Tempus

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Tempus es el dios de la guerra, la batalla y los combatientes. Es especialmente adorado por los mercenarios.

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Símbolo sagrado de Tempus

Paladín de Tempus (Dios de la guerra)

Los paladines de Tempus pueden ser de cualquier alineamiento. Son bien respetados por soldados y generales por igual. Ser un paladín de Tempus significa vivir tu vida para la batalla. Las trincheras de la guerra son tus caminos hacia la iluminación y el choque de la espada en el escudo es música celestial en tus oídos. Los paladines de Tempus no son brutales ni crueles, pero sí calculadores y decididos. Valoran el respeto y el honor que le otorga su rol y posición. Entregan su espada u ofrecen su mano a otros como les gustaría que hicieran con ellos. Valoran el Juicio por Combate y prefiere resolver las disputas cruzando aceros. Los combates entre campeones es una forma muy valiosa de resolver batallas en las que están implicados los acólitos de Tempus.


Principios de la guerra

  • No tener miedo - El miedo no sirve para nada. Tempus no gana batallas, Él ayuda al guerrero que merece ganar batallas. Condúcete con valor y prevalecerás. Retírate de las luchas sin esperanza de ser ganadas, pero nunca evites la batalla. Prepárate para la batalla y golpea con decisión, la rabia ciega debe ser despreciada.
  • Nunca te alejes de una pelea - La guerra es justa en el sentido de que oprime y ayuda a todos por igual y que en cualquier batalla un mortal puede ser asesinado o convertirse en un gran líder entre sus compañeros. La guerra no debe ser temida, sino vista como una fuerza natural, una fuerza humana, la tormenta que la civilización trae consigo por su propia existencia.
  • Obedece las Reglas de la Guerra - Tempus mira con agrado a los que se comportan honradamente en la batalla sin tener que recurrir a trucos tan estrafalarios como destruir casas, familias o ganado cuando un enemigo está lejos o atacar por la retaguardia. Respeta los tratados forjados en la batalla y respeta las condiciones de rendición.
  • Honra a aquellos muertos en batalla y derrotados - Recuerda a los muertos que cayeron ante ti. Defiende aquello en lo que crees. No desprecies a ningún enemigo y respétalos a todos porque el valor arde en todos, incluso en tus enemigos. Considera las consecuencias de la violencia de la guerra y no la inicies de manera imprudente o despiadada.