Retorno a Eria

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Retorno a Eria

Akesha llega a la Ciudad Flotante de Eria en un hipogrifo alquilado. Allí se encuentra con Artur, quien fue enviado por Baobá para reunirse con la famosa aventurera y continuar la [[misión de Tunsgram]. Ambos van a La Posada de Doble Puño para que Akesha lo entreviste y le advierta de los terribles peligros que entraña la misión a la que pretende unirse su nuevo compañero. Artur asume y acepta los riesgos implicados. Por la puerta de la posada entran dos miembros de la guardia personal del rey que se acercan a Akesha para anunciarle que el rey Arelon IV desea verla en palacio, su acompañante puede ir si lo desea. Ella accede y van a palacio. Allí hay un voluptuoso, lujurioso y lascivo jardín con bellas mujeres desnudas bailando y tocando la lira, como curiosidad del sitio. En la sala de audiencias, el rey le pregunta por enésima vez si desea a entrar a su servicio, y ella, como todas las anteriores veces, rechaza la oferta. A la salida de la sala real les aborda Corax de Prax, un embajador del reino de Prax que le ofrece el encargo de llevar un mensaje de él a la princesa de Prax a cambio de la desorbitada suma de 10.000 lunares. Akesha dice que se lo pensará.

Van a comer a la taberna de Maese Cordero, y por el camino se dan cuenta de que la población de minotauros se ha incrementado notablemente. En la taberna ven a un hombre bajito, moreno de pelo negro y casi cortado a tazón y con ojos pequeños y oscuros que está contando a los presentes una historia sobre un caracol dragón que tenía en lo alto de su concha una enorme gema roja tan grande como su cabeza. Relata cómo la criatura emitía unos horribles sonidos al moverse y que tenía dos cabezas. Mirarla provocaba una terrible confusión, pero él salió con vida potque escapó corriendo. La espectadores se dispersan al ver que la historia acaba con un anticlímax. Akesha y Artur se acercan al hombre, que dice llamarse Tichacuán, y le invitan a una cerveza. Tichacuán cuenta con más detalle que él era miembro de una partida de caza en las junglas de Palmatela, y que huyó para salvar la vida y no se arrepiente de ello. Akesha y Artur tantean la posibilidad de contratarlo como guía, lo que él aceptaría por 100 lunares al día. Cuando le pregunta Artur si volvería a huir ante el peligro, él responde que lo haría sin dudar.

Los encuentra allí el Capitán Harbet, y les dice que el negocio va mal porque un dragón está atacando a los barcos volantes en los alrededores de la ciudad. En su desesperación, quiere darle caza al dragón para poder restablecer las rutas de comercio, y les pregunta a ambos si se quieren unir a su búsqueda. Artur y Akesha responden que por el momento no. Harbet les dice que está muy desesperado, tanto como para ir a por el dragón él mismo. Akesha le pregunta que por qué hay tantos minotauros, y Harbet le dice que el clan Beheere está de peregrinación y han traído un ídolo taurino del dios de la guerra Outlark, descansando unos días en Eria antes de seguir. Muchos minotauros han venido a la ciudad, arriesgándose a ser atacados por el dragón en el viaje. Les dice que tengan mucho cuidado porque los minotauros son muy peligrosos.

Akesha lleva Artur a la casa que tiene ella en la ciudad. Por el camino ven, en una calle cercana a dos jóvenes vestidos con ropas ligeras y con armas rápidas (rapiers y dagas), que están junto a una puerta, mirando a un lado y a otro disimuladamente. Akesha se acerca y les pregunta qué si han conseguido abrir la puerta. El joven (un adolescente) la mira sorprendido y le dice que no sabe de qué le está hablando. Akesha les insiste, y los jóvenes se marchan. La casa está cerrada a cal y canto, y parece de un noble o un burgués. Hay un olor acre e intenso que emana de su interior, pero que no es fácil de identificar. Deciden marcharse a casa.

En la casa, Akesha abre el baúl que encargó Numayos donde se guarda El Libro de las Bestias, y que solo se abre si lo intentan una de las tres (Akesha, Numayos o Usha de Selene). Consultan el libro para saber más sobre los dragones, y se dan cuenta de que solo una magia poderosa, o un arma de asedio como una balista podría herirles. Son criaturas mortales y formidables.

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Caja con el mensaje de Corax de Prax para la princesa de su reino

Salen a la calle para ir a palacio y aceptar la oferta de Corax, pero en el camino ven, frente a la posada Cuirbouilli cómo tres mercenarios se enfrentan a un minotauro, que los destroza y corre calle arriba en furia berserker. Deciden no seguirlo e ir a palacio. Corax agradece que acepten la oferta y les da los salvoconductos para Prax. El mensaje está en una caja de metal que solo debe ser entregada a la princesa en persona. Akesha y Arthur negocian las condiciones del transporte, especialmente por el asunto del dragón. El diplomático les dice que no tiene barcos armados, pero que podría darles un hipogrifo para huir en caso de necesidad. La negociación es dura, Corax no quiere dar casi nada aparte del dinero prometido. Le piden una balista, y dice que eso no es fácil conseguirlo, quizá en dos semanas. Le piden dinero por adelantado pero espeta que debe reunirlo antes.

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Piedra-mapa

Van al puerto. Allí encuentran a Sbörtag, capitán del puerto, y admiran los barcos volantes atracados. Hablan sobre el dragón, y Sbörtag les indica el gran galeón llamado El Flotante de Eria, un buque armado con balistas. Les dice que solo una persona ha conseguido escapar del monstruo, un hombre que montaba un hipogrifo especialmente rápido y entrenado, que tuvo al dragón en la cola a punto de alcanzarle y con que rápidos giros logró escapar. Le pregunta a Akesha si puede hacerle un favor: investigar una extraña piedra con símbolos (una piedra-mapa) que dice haber encontrado tirada entre la basura del puerto. Akesha se la queda. Van a buscar a Harbet, quien les dice que aceptaría el viaje a Prax, pero es peligroso por el dragón. Le preguntan cómo conseguir una balista, y él sugiere que se robe una de los astilleros reales. Akesha descarta esa opción porque no quiere problemas con el rey.

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Plano conocido de la casa del gorp

Esa noche van a la casa vigilada por los jóvenes. Los encuentran allí, intentando forzar la puerta. Los vigilan desde la esquina. La joven consigue abrir la puerta y entran, cerrando tras de sí. Akesha y Artur se deslizan en silencio hacia allí, y no oyen nada. Solo detectan ese olor tan fuerte y acre. Akesha entra mientras Artur vigila. Por dentro, la casa está forrada en madera tallada, con un gusto caro y sobrio. Hay una puerta entreabierta frente a ella, en el recibidor, se aproxima y la abre con cuidado, dándose cuenta de que hay algo blando que la bloquea. Empuja con más fuerza y una masa supurante, gelatinosa y pútrida se cuela bajo y alrededor de la hoja de la puerta. Akesha salta hacia atrás pero comete una pifia (100) y la masa la envuelve, disolviéndola con sus ácidos. Artur entra al oír los ruidos e intenta liberarla usando su escudo de pala, el cual se daña por el ácido. Akesha consigue liberarse, pero su armadura está destrozada y sus brazos abrasados e inútiles. Salen a la calle. La criatura se acerca lentamente, y cierran la puerta de la entrada. Akesha, con los brazos inutilizados, le indica a Artur que le ayude a beber las pociones de curación que hay en su mochila, también dañada. Las pociones se muestran inefectivas (cuatro unos seguidos en 1d6), pero al final se recupera. Se van a casa a descansar y buscan la criatura en el Libro de las Bestias. Se trata de un gorp.

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Anillo que estaba en la caja del mensaje de Corax de Prax

A la mañana siguiente van a ver a Corax. En el lujurioso jardín de palacio esta vez hay bellos hombres desnudos. Ya en las dependencias del embajador, consiguen finalmente apelar a su ego como diplomático de Prax y a las expectativas que tenían del poderío de su reino para sacarle en un día una balista con sus tres artilleros y 2.000 lunares de adelanto. Deciden ir al puerto. Por el camino se dan cuenta de que les siguen dos personas encapuchadas, y entran en la primera posada que encuentran, que es Redemensia, la encantada. Allí hay gente muy rara. Una chica muy guapa de ojos hundidos llamada Nibia les pregunta qué quieren, mientras el posadero, largo y con aspecto de enterrador, les mira sin expresión alguna. Artur y la camarera flirtean, y el posadero le advierte de que Nibia lleva muerta cientos de años. Akehsa decide abrir la caja, y dentro hay un anillo y un espíritu de la enfermedad que le ataca. Artur pide ayuda a la extraña camarera, que le trae un colgante rojo para que se lo ponga a su amiga, pero decide ponérselo a ella misma y cae muerta al suelo. Akesha logra vencer en combate espiritual al espíritu y lo disipa. Entran en la posada los dos encapuchados que les perseguían, y por su aspecto parecen de Prax. Akesha va donde ellos y les pregunta que si son de Prax y por qué les siguen. Los hombres admiten que son praxianos y se muestran indignados, marchándose. Akesha y Artur salen, pero son atacados por estos hombres que vienen de sendas esquinas de la calle. Akesha derriba a su oponente con una certera estocada en el pecho, y Artur destripa al otro. Akesha pregunta al moribundo praxiano quién les envía, y dice que otro noble de Prax que también quiere matar a la princesa para ocupar su lugar de poder en Prax, pero no revela su nombre y muere. En su casa, encuentran una nota clavada con un cuchillo del Capitán Harbet, avisándoles de que mañana zarparán. Artur y Akesha deciden ir a Prax a avisar a la princesa y no decirle a Corax que han descubierto su complot contra ella.

Compran nuevo equipo antes de embarcar. Artur un escudo nuevo, y Akesha otra armadura de cuirbouilli, pero esta no es mágica y pesa más. La balista está montada en El Vientoligero, y tres achaparrados y morenos hombres de acento extraño forman el grupo de artillería. El viaje es tenso por la posible aparición del dragón (<05), pero por fortuna no les ataca. Llegan a Prax, donde la guardia montada en dracos les pide los salvoconductos. Aterrizan el el río que lleva a la capital del reino y atracan en el bullicioso puerto. Harbet les dice que los esperarán tres días y luego se marcharán. Akesha y Artur van a palacio, donde piden audiencia con la princesa. Les advierten que puede tardar días en recibirles y les ofrecen alojamiento de lujo. En la majestuosa habitación, les preguntan qué quieren comer y se lo traen, pero tras probar la comida caen los dos en un profundísimo sueño (CONx1), del cual despiertan en una celda que, por la experiencia de Akesha, identifican como parte de un coliseo o arena de combate. No hay escapatoria.

Escuchan en la celda de al lado a una persona que está haciendo un ruido como si algo le doliera. Una voz de hombre les dice que él también venía a entregar un mensaje a la princesa y, tras probar la comida, acabó aquí. Les pide como favor que si muere y ellos sobreviven, le arranquen un tatuaje que tiene en su piel y lo conserven. El carcelero, un imbécil voluminoso, les dice que se preparen para el combate. Al poco, cinco guardias praxianos junto con el propio carcelero los sacan de la celda y les dan armadura de su elección para cabeza, pecho y abdomen y armas similares a las suyas. Artur lanza un conjuro intensificado de protección contra el daño pero no le sale. Salen a la arena, donde muchos nobles, agrupados por casas, les observan en silencio. En el palco protegido está la propia princesa. Akesha se presenta, pero la princesa no la reconoce por su fama al no haber oído hablar de ella (consulta a uno de sus hombres). A Artur se le escapa que ella es la portadora de las runas, y la princesa se muestra interesada por esto. Akehsa le indica a Artur que se calle, y le dice a la princesa que Corax la ha traicionado y desea matarla. La princesa les rebela que ella fue la que ideó este juego para matarla y demostrar su fuerza como monarca cuando sea coronada. Un noble le recuerda que el juego es una tradición aunque ella pusiera las reglas. La princesa les dice a Akesha y Artur que si sobreviven pueden marcharse con sus cosas. Se abre otra reja y aparece un minotauro negro, con un enorme hacha. Este minotauro, llamado Minodhás, es, según la princesa, un hosco asesino parte de otro fallido complot para matarla, e igualmente ganará su libertad si mata a los enviados de Corax en este combate. La lucha comienza. Minodhás se lanza contra ellos, pero Akesha es más rápida y le lanza una daga apuntando a us ojo, donde se clava. El minotauro entra en furia berserker y ataca a ambos. Artur consigue desviar completamente el golpe con su escudo, y Akesha esquiva el hacha. El guerrero raja la pierna de Minodhás, quien lanza con furia otro golpe que el guerrero para con su escudo, pero solo lo frena en parte y el yelmo de metal le protege. Akesha ataca la pierna herida de la criatura y esta cae, pero se defiende con su hacha y cornadas que no llegan a alcanzar a ninguno de los dos (por poco). Centrándose en su pecho, ambos consiguen darle muerte. La princesa les deja marchar con sus pertenencias. Akesha solo quiere volver a Eria para acabar con Corax.

Al subir a bordo, la guardia de Prax les persigue, exigiendo a Harbet que entregue a Akesha, él duda porque si no lo hace entonces perderá para siempre la oportunidad de entrar en Prax para futuros negocios, pero Akesha le convence y al final no lo hace, ordenando que el Vientoligero atraviese la barrera de pequeñas embarcaciones que han formado para bloquearles la salida. El barco se eleva con su magia mientras parte mástiles de otras naves y escapa de la ciudad. La guardia del draco les sigue, y sendas monturas voladoras con jinete y arquero les dan alcance. Akesha y Artur piden ballestas y se defienden. Akesha derriba de un virotazo en la cabeza a un jinete, y Artur hiere a otro. El Vientoligero escapa. Harbet exige a Akesha sus honorarios, pero ella le contesta que ya tiene una balista montada en su barco y que eso es un pago más que suficiente. Él le dice que por no haberla entregado a los praxianos quiere que le ayude a matar al dragón.

El dragón no les ataca (<05) en el viaje a Eria. Al llegar, van directamente a Palacio. En el lascivo jardín está Corax, viendo jugar a niños desnudos mientras es vigilado por su guardia personal de cinco hombres. Akesha pide a Artur que vigile mientras, tras un seto, carga su ballesta para apuntar a la cabeza del diplomático, pero falla y saltan las alarmas. Ambos huyen del palacio. Al día siguiente intentan hablar con Corax, pero éste se ha encerrado en sus dependencias con guardia redoblada. Las medidas de seguridad de palacio se han endurecido por el ataque al embajador. Akesha y Artur consiguen audiencia con el rey y le explican todo lo ocurrido en Prax (pero sin decirle que ellos fueron lo que atentaron contra Corax, y le solicitan que interceda para que el praxiano les dé los 8.000 lunares que les deben. El rey accede, y al poco vuelve con un paje que trae el dinero prometido de las arcas del embajador. El rey le pregunta a Akesha de nuevo si quiere entrar a su servicio, pero ella declina la oferta amablemente. El rey le dice entonces que ella le debe un favor.

A la salida, Harbet les recuerda que tienen que ir con él a matar al dragón.