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De Aventuras Infinitas
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Relación de noticias recopiladas por los investigadores:

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Salvajes crímenes en las afueras de Bristol mantienen en alerta a los campesinos 9 de mayo de 1890 Samuel Wigmore Bristol.- Los ciudadanos de ciudad más popular del suroeste de Inglaterra viven aterrorizados tras las dos muertes ocurridas en sendas granjas aledañas al centro urbano. Ambos crímenes ocurrieron en el mes de abril, pero las autoridades han intentado mantenerlos en secreto para que no cundiera el pánico en la población. La primera víctima, Peter Buckley fue encontrada el 12 de abril en una explotación ganadera, situada a 10 millas del norte de la ciudad. El cuerpo del señor Buckley apareció cerca de sus porquerizas con heridas de arma blanca y, lo más horrible de todo, con su cabellera arrancada y desaparecida. No se le conocían enemigos, pero todos sus vecinos coinciden en describirle como “un hombre poco civilizado” y “más cercano a los animales que a las personas”. El segundo cadáver, perteneciente a David M. Giles, un cazador de la zona, fue encontrado en las inmediaciones de su casa de campo, a 20 millas de la capital, con marcas de haber recibido golpes contundentes y, al igual que la otra víctima, con su cabellera arrancada. El señor Giles era famoso en la zona por colaborar asiduamente con la policía para rastrear a delincuentes que se escondían en el bosque. Estos extraños crímenes han puesto en alerta a los lugareños cuando han sido conocidos, y varios grupos de vecinos han organizado grupos de vigilancia armada para patrullar la zona. La policía permanece perpleja mientras mantiene abiertas todas las líneas de investigación.
Misteriosos asesinatos en Londres asombran a los agentes de Scotland Yard 11 de mayo de 1890 Phillip P. Stuart Los agentes de la unidad de policía de Scotland Yard no encuentran, de momento, explicación a los misteriosos crímenes que han tenido lugar en los últimos tres días en la ciudad de Londres, y que mantienen en alerta a los vecinos de las zonas circundantes.  Las víctimas, dos hombres y una mujer cuya identidad se mantiene en secreto, fueron halladas en High Street con Old Gravel Lane, en Goulston con Wentworth Street y en Walden con Philpot Street. Todas ellas aparecieron con cortes y puñaladas en prácticamente la totalidad de su cuerpo, dejándolos casi irreconocibles. Los cadáveres fueron encontrados por los viandantes a la mañana siguiente, salvo el de la mujer, que fue descubierto por un trabajador que había oído gritos y acudió al lugar de los hechos, donde solo pudo ver los restos de la desafortunada que había perdido la vida. Las autoridades desconocen quién puede estar tras estas atrocidades, pero por el número y localización de las heridas sospechan que se puede tratar de un numeroso grupo de personas, lo cual es altamente extraño porque, en tal caso, algún testigo ocular debería haberlos visto. El Inspector de Scotland Yard, Sir Thomas Silvergate, asegura que “un crimen de tal exotismo reduce dramáticamente la lista de sospechosos”, apuntando a los numerosos inmigrantes de las colonias que están llegando en los últimos años a Londres.
Cabelleras cortadas en Reading provocan el pánico en la población local 14 de mayo de 1890 Samuel Wigmore Reading.- La ciudad de las Tres Bs – birra, bulbos y bizcochos – ha recibido un cargamento de terror cuando los vecinos se han despertado con los cadáveres de dos hombres a los cuales se les ha arrancado la cabellera, en un horrendo crimen similar al acontecido en Bristol no hace más de una semana. Esta vez las víctimas han sido un hombre de nacionalidad americana que ejercía con licencia de detective privado en nuestro país y un exmilitar que trabajaba para una banda local dedicada a la extorsión. La policía descarta cualquier relación entre ambos, si bien los dos fueron asesinados con muy pocas horas de diferencia y de la misma cruenta y salvaje manera. Al igual que en los homicidios de la gran ciudad del suroeste, los cuerpos fueron encontrados con heridas de arma blanca – se sospecha que un hacha de extraña forma – y sus cabelleras perfectamente arrancadas y desaparecidas. En esta ocasión sí ha habido testigos, que aseguran que los asesinos eran dos hombres de aspecto achaparrado y oscuro, acompañados por una mujer de parecida complexión. “No eran británicos, eso se lo puedo asegurar”, declaraba F. Wallace, un cochero que pudo ver cómo los criminales huían para fundirse entre las sombras como bestias salvajes. La policía ha establecido fuertes controles en las estaciones de trenes y caminos principales en busca de personas que encajen con la descripción de los testigos, pero debido a las numerosas colonias del Imperio Británico, y la afluencia de nativos que vienen de ellas, se hace muy complicado discriminar a los sospechosos entre la ingente cantidad de viajeros que se mueven por el sur de Inglaterra.