Sangre de Oro

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Sangre de Oro es una campaña de D&D 5e que se juega en Reinos Olvidados. Consta de tres partidas que se pueden ampliar a otras tres a petición de los jugadores.

La aventura comienza en la ciudad de Aguasprofundas, en la Costa de la Espada, donde se conocen los personajes Erarich y Gauldron Reinhart y se ven envueltos en una compleja trama de intriga y misterio.


Primera Sesión (22 de diciembre de 2018)

El día 1 de Kythorn de 1487 CV amanece con la aparición de el cadáver de una persona ritualmente asesinada en la plaza del mercado de Aguasprofundas. Colgado de los pies tiene el cuello y los brazos cortados y la cara escrita con extraños símbolos religiosos. Nadie sabe quién es ni por qué apareció allí, pero se habla de ello en toda la ciudad.

Erarich es contratado por una lágrima de plata para llevar por la mañana una caja con componentes de conjuros a un joven hechicero que responde a la descripción de Gauldron Reinhart, y que le esperaría en la puerta sur de la Ciudad de los Muertos. En su camino pasa junto a un callejón donde ve cómo tres perros de Erligar están dándole una paliza a Gauldron, e interviene para defenderlo.

Los hombres huyen y Erarich acompaña al malherido Gauldron a la casa de su maestro, Fernandius. Por el camino se da cuenta de que el número de mercenarios en Aguasprofundas se ha incrementado llamativamente. Allí encuentran que Eamon Thurles está interrogando a Fernandius sobre el hombre que apareció muerto esa mañana y le acusa de haber sido el último que habló con él, amenazándole con llevarle al calabozo por estar implicado en el asesinato. Cuando Eamon se marcha, Fernandius pide a Erarich y a Gauldron que investiguen el asunto o Eamon lo encerrará.

Erarich y Gauldron van a La Taberna de Monteblanco, donde Auduin les dice que el incremento de mercenarios en la ciudad se debe a la proximidad de la Compañía Roja, y que muchos quieren ser reclutados por Sir John Blackstar. También les dice que el hombre que apareció asesinado acudió a su establecimiento muy nervioso, pero la puerta se abre y un hombre embozado, que reconocen como uno de los agresores de esta mañana, lanza un frasco en llamas hacia el mostrador incendiando gran parte de la taberna. Todo el mundo se afana por apagar el fuego, y Gauldron, al descolgar un tapiz para sofocar las llamas, descubre en una pared una puerta oculta. Se da cuenta de que el atentado es una distracción y sale a la calle, donde en la esquina ve a otro hombre enjuto y embozado al que reconoce como el que le dio varias patadas en la cara esta mañana, y llama a Erarich para hacerle frente. Erarich sale y deja fuera de combate al hombre enjuto, y observa que en el callejón junto a la taberna los otros dos agresores de esta mañana, embozados, intentan abrir la puerta de carga del sótano de la taberna. Erarich hace chocar sus cabezas mientras Gauldron amenaza Vípero, pero éste llama a la milicia y Eamon llega rápidamente para poner orden, liberar a los agresores y amenazar a los personajes. Trae como testigo a Auduin que, aunque reconoce a los agresores, no testifica contra ellos, y se enfrenta a Eamon para que deje libres a sus amigos. Un hombre de la milicia se acerca a Eamon y le dice que el Barón le reclama, y entonces los deja ir a todos. En la tarberna de vuelta, Auduin les cuenta que este hombre llegó anoche muy nervioso, parecía un calishita y dio una descripción de él, destacando sus manos manchadas, y que preguntaba por la proximidad de la Compañía Roja, y que al parecer tuvo tratos con Mathews el Vaporoso, un alquimista que ha encontrado un acaudalado mecenas desconocido y que parece estar prosperando porque últimamente compra muchas cosas.

Gauldron propone a Erirach ir al mercado a hablar con su amigo Liam Clarke para preguntar sobre Mathews y su patrón, y allí ambos ven a Erligar y a Eamon hablando amistosamente y dándose la mano, para luego ser abordados por un paje con una librea de una balanza atravesada por una espada que les da instrucciones que los dos hombres escuchan atentamente. Van entonces a hablar con Liam, quien parece que repentinamente ha prosperado en el negocio de su padre y les comenta que Mathews el Vaporoso compra últimamente muchas cosas muy caras, y que su mecenas es el Barón Lazarus Von Richter, un noble muy rico de Aguasprofundas, y un carro con su emblema suele estar frente a la casa del alquimista, situada en el límite con el distrito norte. Erarich y Gauldron se marchan y un mercader pierde el control de un oso lechuza que está a punto de arrollar a un niño pobre, pero Gauldron le lanza un conjuro ofensivo mientras Erirach retira al niño. El monstruo ataca a Gauldron y lo deja al borde de la muerte, y Erarich intenta distraerlo para alejarlo de su amigo caído, hasta que un hechicero alto y de nariz aguileña interviene y paraliza a la bestia. Una sacerdotisa calva de Tempus, dios de la guerra, salva la vida a Gauldron, quien se recupera. La gente aplaude a Erarich por su valor y le regalan cosas, como un ojo azul de cristal o un colgante de cuero triangular y artesanal, y un comerciante sembiano llamado Marco le ofrece trabajar vigilando su almacén, citándole al anochecer en su puesto del mercado para hablar de los detalles.

Ambos van a casa de Fernandius para remendar las ropas de Gauldron destrozadas por el oso lechuza, y le comentan lo averiguado. Él les envía a la Ciudad de los Muertos a examinar el cadáver del asesinado, con la recomendación de decirle a uno de los guardias que van de su parte. Gauldron se toma un descanso corto mientras Erarich va a la taberna a hablar con Auduin, donde aparece también una joven morena de pelo muy negro y oscuras vestiduras que se bebe de una sentada tres cervezas y pregunta el nombre de Erarich, para marcharse tras pagar. Auduin le dice a Erarich que no es una chica de fiar. Tras ello recoge a Gauldron para ir al cementerio, y una vez allí encuentran en el tanatorio a un pequeño hombre con gafas que les deja examinar el cuerpo y ropas, y descubren que los cortes han sido realizados con mucha precisión y con la intención de que muriera desangrado, tomando nota mental de los símbolos dibujados en la cara y encontrando en su chilaba de buena calidad un emblema de lo que parece ser una casa noble calishita. Al salir, el hombre de las gafas les dice que encontraron un anillo con el emblema y otras inscripciones propias de un objeto mágico, y les dice que si se lo quieren quedar, pero en ese momento aparece la chica de piel blanca y pelo negro y bebe cervezas, que es Andrea Perazzi, y compra el anillo por cinco dragones de oro en las narices de Gauldron.

Erarich y Gauldron deciden separarse: el primero iría a hablar con Marco, y el segundo a la casa de Mathews. Erarich habla con el comerciante sembiano, y éste le ofrece vigilar el almacén en el distrito del puerto por las noches a cambio de un dragón de oro al día, y el mercenario acepta, pero a la vuelta es sorprendido por Erligar, quien le dice que lo ha estado persiguiendo para darle una lección y retira dejando a sus tres esbirros de aquella mañana para matarlo. Erarich sale corriendo al verse superado y consigue despistarlos, para enfrentarse luego en solitario a Vípero y herirle con su espada. Tras ello huye a casa de Marco, donde no le reciben hasta medianoche, y decide dar un rodeo para refugiarse en la consulta de Fernandius, quien le recrimina el haber dejado solo a Gauldron y se viste para ir a donde el alquimista.

Gauldron se acerca a casa de Mathews, donde ve un carruaje con el emblema del Barón, y monta guardia en la esquina donde es abordado por un personaje oculto en una capa negra que le pregunta si esa es la casa del alquimista y desaparece. El Barón sale de la casa, y un lacayo le ofrece su capa negra. El noble se gira hacia donde está Gauldron pero no lo ve, y se marcha. Entonces aparece Eamon Thurles y sus milicianos, y le amenaza con arrestarle, pero el nigromante se impone intimidándolo y entra en casa del Mathews, quien lo mente en la biblioteca para hablar porque no se fía del servicio porque se lo puso el Barón. Le comienza a explicar que vio al asesinado, que es Yusuf ir Abas el Bakram , calishita que conoció hace mucho tiempo, y entonces llegan Fernandius y Erarich, quienes se unen a ellos y escuchan la historia del alquimista.

Hace unos años, Sir John Blackstar utilizó su enorme fortuna para que Yusuf buscara la Piedra Filosofal y con ella el Elixir de la Vida Eterna, con el que escapar a la muerte para siempre. Yusuf parece que dio con la fórmula, la cual probó con éxito en alguien en su reino, y comunicó el hecho a Blackstar. Éste fue a la casa del alquimista para buscar el Elixir, pero en lugar de pagar al hechicero pretendió matarle. Yusuf se dio cuenta a tiempo y utilizó sus pociones para crear una cortina de humo tóxico y escapar. Con el dinero que pudo coger huyó hacia el norte, yendo de ciudad en ciudad mientras huía de los rastreadores de Blackstar y llegando al fin a Aguasprofundas donde buscó la ayuda de Mathews el Vaporoso, a quien contó la historia y que había escondido la fórmula y una gran cantidad de riquezas en un lugar seguro. Esa misma noche se marchó y al día siguiente apareció muerto. Sir John Blackstar dejó todos sus contratos en el sur para ir tras Yusuf, y ahora ha llegado a Aguasprofundas solicitando audiencia con los Señores de la Ciudad seguramente para encontrar al alquimista. El ejército la Compañía Roja es enorme y muy poderoso, pero la ciudad no se ha puesto a la defensiva todavía. Mathews contó todo esto al Barón, pero entonces descubrió qué clase de persona era porque su cara se trasfiguró y le dio orden de hacer todo lo que pudiera para sacarle a Yusuf la localización de la fórmula, revelando una crueldad y una agresividad inusitadas. Ahora el alquimista se arrepiente de habérselo contado a su patrón y su vida pende de un hilo, pero anotó todo lo que recordaba en una hoja de pergamino y lo escondió en su dormitorio.

Entonces el Barón Lazarus von Richter llama a la puerta de la biblioteca...

Segunda Sesión (12 de enero de 2019)

El Barón llama a la puerta de la biblioteca de Mathews, quien apremia a Gauldron y Erirach para que accedan a su dormitorio por un pasadizo secreto tras una estantería. Jheresay de Tempus, quien acechaba escondida en el propio pasadizo, abre la puerta secreta y les indica que entren, justo a tiempo para que el Barón no les vea. Tras las presentaciones, deciden comprobar desde el escondite que ni Mathews ni Fernandius corrían peligro y subir al dormitorio del Alquimista por una estrecha escalera de caracol.

Una vez en el dormitorio de Mathews Erarich busca salidas de emergencia y encuentra que desde la ventana se pueden descolgar con facilidad sobre el carruaje del Barón que está frente a la entrada de la casa, Jheresay pone el oído en el hueco de la escalera del pasadizo secreto para controlar el ánimo de la conversación de la biblioteca por si hubiera peligro y Gauldron encuentra un montón de papeles en blanco junto a una vela en un escritorio. Jheresay se entera de que el Barón, Fernandius y el alquimista van a subir al dormitorio a por los documentos, y los tres héroes deciden volver al pasadizo, desde donde escuchan excusarse a Fernandius y entrar a los otros dos. Mathews simula no encontrar los papeles y lleva al Barón al laboratorio con la excusa de que los papeles están allí. Al marcharse ambos, Gauldron, Erarich y Jheresay bajan a la biblioteca.

Gauldron utiliza una vela para descubrir el mensaje oculto en los papeles de Mathews, mientras los otros dos vigilan tras la puerta, tras la cual escuchan una respiración. Erarich abre de golpe y descubren a un sirviente que estaba espiándoles, y tanto Jheresay como él fallan en agarrarlo o matarlo. El sirviente da la alarma y los tres corren de nuevo hacia el dormitorio. Allí, Gauldron gira una mesa que estaba marcada en el mapa descubierto con la vela, pero solo consigue accionar la puerta secreta por la que habían entrado. Hay alarma en la casa y se llama a la milicia, la cual entra a la casa enseguida (al parecer estaba apostada en una calle cercana). Jheresay y Erarich mueven una repisa cercana a la puerta del dormitorio para bloquearla pero descubren por casualidad que tiene un mecanismo, y tiran todos los libros hasta dar con uno que se mueve y libera el mueble para revelar una pequeña hornacina en la que hay una caja portadocumentos. La milicia sube, y como Erarich dejó la ventana abierta los tres bajan por ella. Gauldron salta con la mala suerte de rodar sobre el techo del carruaje y caer de costado en el suelo, cerda de dos milicianos adolescentes con cara de asombro. Jheresay y Erarcih aterrizan sobre el carruaje para sorpresa de los milicianos, uno de los cuales se dispone a dar la alarma; pero la paladina salta sobre él y le hiere, interrumpiendo el grito. Erarich salta sobre el segundo y lo decapita, mientras Gauldron vigila prudente la puerta de la casa que permanece abierta. El adolescente miliciano huye herido a pesar de los ataques de Erarich y Jheresay, pero los tres lo persiguen hasta darle muerte.

De vuelta hacia casa de Fernandius, ven como un carruaje se detiene ante ella y baja de él el propio Fernandius, muy agradecido al dueño. Cuando pasa junto a los personajes, ven un emblema que no reconocen, salvo Jheresay, quien se da cuenta de que es la carroza de Lord Leoian el Valiente. Una vez en la casa, Fernandius les cuenta que al irse de casa de Mathews y deambular por las calles de noche fue invitado a subir al carruaje por un tal Lord Leoian, quien le dijo que no eran horas para que un anciano caminara por la ciudad de Aguasprofundas. En el camino se presentó como un fiel de los dioses, preguntó a Fernandius por su profesión y le consultó unas dolencias para que el cirujano le recomendara algunos remedios. Le pagó por esta improvisada consulta 20 soles, de los que Fernandius compartió dos con cada personajes salvo con Jheresay quien se negó diciendo que Lord Leoian no era una buena persona.

Fernandius también les explica que Mathews comentó que Jheresay había acudido en su ayuda por un asunto que podría girar las tornas en el campo de batalla de Faerûn, y que ella le estaba agradecida por haber sido el maestro de su hermano. Tras deambular por la Costa de la Espada guiada por su dios Tempus, sus pies le llevaron a Aguasprofundas donde recibió la petición de auxilio de Mathews y escuchó sobre la figura del Barón. También escuchó que Sir Jhon Blackstar tiene más pistas sobre Yusuf.

Por último, el maestro de Gauldron traduce los papeles que habían sustraído del dormitorio del alquimista, quien había codificado la información sobre Yusuf en la propia lengua alquímica, y les da las pistas de Mathews.

Erarich se va a trabajar, tras beber una poción que le entrega Fernandius con una inscripción de un toro alado, y no tiene incidencias en la guardia del almacén de Marco. Gauldron y Jheresay descansan (ella en el jergón de él y él en la mesa camilla por indicación de Fernandius). Al amanecer, Erarich habla con Marco y le pide que le deje una espada nueva, descontada de su sueldo, porque la suya está muy mal. Marco accede al ver la herrumbrosa espada y llama a su asistente para que traiga un montón de espadas usadas que iba a vender a los mercenarios que abundan ahora por Aguasprofundas. Erarich examina todas hasta que encuentra una de buen brillo y que a pesar de los pocos detalles está personalizada en la configuración de la hoja, empuñadura y gavilanes. Marco se da cuenta del error pero ya es tarde y le deja la espada al mercenario, quien vuelve descansado gracias a la poción que bebió. Al amanecer Eamon Thurles llama a la puerta de la casa de Fernandius solo para decirle, de manera críptica, que "todo va bien" y luego marcharse sin más.

En esa mañana del 2 de Kythorn Gauldron va a la biblioteca de Mathews, mientras Jheresay y Erarich, que fueron vistos por los sirvientes de la casa del alquimista, deciden ir a la taberna de Auduin. El tabernero, que ese día llevaba cascabeles en la barba, se presenta a Jheresay y le dice al mercenario que alguien le estaba esperando. En una mesa de la esquina está Theuderbrand, quien había venido atraído por la proximidad de la Compañía Roja pero quería preguntarle a su amigo Erarich si estaba ya formando una compañía de mercenarios. Al decirle Erarich que no le comenta que cuando tenga suficiente dinero como para tener un caballo y un escudero se uniría a él, o de lo contrario ofrecería sus habilidades con la ballesta a Sir Jhon Blackstar, y le invita a ir por la noche a jugar a los dados con los numerosos mercenarios de la ciudad. Mañana llegará el ejercito de la Compañía Roja y acampará en las afueras de Aguasprofundas, y Sir Jhon Blackstar será recibido en audiencia por los Señores de Aguasprofundas.

Gauldron, por su parte, es asesorado por Mathews en la búsqueda de información, quien permanece afectado en un diván de su sofá con todo cerrado. En realidad finge este malestar, y en cuanto sus sirvientes se marchan lleva al nigromante por otro pasadizo a la biblioteca para consultar cosas que habían descubierto en las pistas de Mathews, encontrado lo siguiente:

- la luz del amanecer es una poción que permite a seres vampíricos resistir la luz del sol durante unas horas

- la forma de morir de Yusuf es parte de un ritual de unos asesinos religiosos del sur llamados assassins

- el Guardian Sumerio es un conjuro de nivel 5 que invoca a un demonio calishita, muy taimado y peligroso

Los tres héroes se reúnen de nuevo en casa de Fernandius y deciden ir al puerto a buscar las langostas negras, pero descubren que Bombo les está siguiendo, y le tienden una trampa para intimidarlo y hacer que huya, tras revelar que Erligar le había dado órdenes de seguirles sin más. Preguntan luego a un tabernero del puerto dónde encontrar las langostas negras y les da señas de un pescador que las vende, el único de la zona. Encuentran a Hahir el Negro, quien les ofrece, evidentemente, langostas sin más. Los personajes se retiran pero Gauldron, mientras observa cómo un monje con capucha comercia con el pescador, percibe las miradas inquisitivas de éste y decide acercarse para pedirle una langosta en un tono más confidencial, a lo que Hahir responde preguntando si estaba reservada a nombre de alguien. Gauldron le dice que a nombre de Yusuf, y entonces Hahir sonríe y le indica que en una de las trampas tiene lo que buscan, pero que tienen que acompañarle en su barcaza. Erarich se niega de forma rotunda y se queda en el muelle mientras ve como Jheresay y su compañero se dirigen a los postes de las trampas, donde el pescador tira de una cuerda negra para subir una trampa donde en lugar de una langosta negra hay una pequeña caja envuelta en pieles, quien le entrega al nigromante, y pone rumbo de nuevo hacia el muelle. Pero en ese momento el monje encapuchado retira su capucha mientras se aleja para revelar que en realidad es Malferro, quien silba al tiempo que otras dos barcas con Erligar en una más dos matones y Vípero en la otra con otros dos se dirigen hacia la de Jheresay y Gauldron, y otros dos matones más se unen al mismo Malferro para lanzarse contra Erarich, quien desenvaina dispuesto a defenderse con su nueva espada...

Tercera Sesión (2 de febrero de 2019)

Jheresay de Tempus eleva su grito de batalla hasta brillar con luz propia y fundirse con su espada, la cual flota a la derecha de Gauldron, al mismo tiempo que este lanza un conjuro de dormir sobre las barcas que se acercan a él para hacer caer en un profundo sueño a casi todos los matones que acompañan a Erligar y Vípero. Todos los ocupantes de la barca de Vípero caen dormidos, incluido el remero, mientras que la de Erligar avanza. Erarich se sube a un carro sin caballos para tener una posición elevada desde la que defenderse mejor de Malferro y sus aliados, y abate a uno de ellos. Mientras tanto, Gauldron lanza un conjuro contra Erligar fallando, y el mercenario le lanza una daga en respuesta pero es detenida por la espada flotante que es ahora Jheresay y que protege al nigromante. Erarich es alcanzado por otro de los matones, y se lanza contra Malferro con la mala suerte de pasar de largo en su carrera para caer del carro y mantener a duras penas el equilibrio, pero dando la espalda a su enemigo, quien le alcanza en la espalda con su cuchillo largo. Vípero maniobra en círculos con los remos hasta acercarse al muelle y sube con intención de atacar a Erarich, y las barcas de Erligar y Gauldron colisionan. Erligar salta de una embarcación a otra e intenta acabar con Hahir el Negro, quien está remando hacia el muelle, pero falla y Gauldron utiliza su conjuro de Rayo Embrujado manteniendo un relámpago contra su enemigo, quien avanza hacia él paso a paso resistiendo el dolor e intenta alcanzarle sin éxito debido a la guardia de la espada flotante. Gauldron alcanza la espada de Jheresay, la cual va hacia su mano y se deja manejar mágicamente con pericia sin interrumpir el conjuro, mientras mantiene el rayo y hay un intercambio de golpes entre él y Erligar, pero al final el mercenario decide tirarse al agua sin poder aguantar más el dolor del relámpago contra su pecho. Vípero sube a muelle y va contra Erarich, quien antes de mantenerse fuera del círculo de enemigos finta que se lanza contra el primero para girarse y golpear a Malferro, que retrocede sorprendido y herido. El matón de Malferro se lanza contra Erarich y Vípero aprovecha para alcanzarle con su cuchillo largo, a lo que él responde con una cuchillada en el abdomen. Enfrentado a tres, Erarich recibe la ayuda desde las murallas de Theuderbrand y su ballesta, que abate al matón que acompañaban a Malferro y a la mujer que remaba en la barca de Erligar. Malferro se da a la fuga y Vípero que alberga un odio terrible contra Erarich por los anteriores encuentros, retrocede a la defensiva hasta llegar al borde del muelle y tirarse al agua. La barca de Gauldron llega hasta el embarcadero y Gauldron y Erarich huyen cuando llega la milicia de Eamon Thurles. Desde entonces Gauldron porta al cinto la espada de Jheresay envuelta en telas.

Los dos compañeros se refugian en la casa de Fernandius, quien remienda las heridas de Erarich (y este se da cuenta de que su armadura de cuero está muy deteriorada) y abren el cofre rescatado del mar donde encuentran un frasco de cristal de gran calidad con relieves y detalles que contiene una poción negra y brillante, y está etiquetada con el nombre de "La Luz del Amanecer" y en la que pone "Para Esmeralda", lo que hace pensar que la esmeralda de la que Yusuf hablaba no era una gema sino una persona, a quien parece que deben entregarle la poción. Por lo investigado, todo apunta a que es una vampiresa la que guarda el tesoro y la fórmula de Yusuf, y es necesario ir a su mansión a hacer el trueque si se desea conseguir la Piedra Filosofal. Deciden buscar más información sobre Esmeralda en la Taberna de Monteblanco preguntando a Auduin.

La ciudad está llena de mercenarios, muchos de los cuales están ocupando todas las mesas de la tarbena salvo la que Auduin les ha reservado a los héroes. Gauldron le regala un frasco de aceite perfumado para barbas, lo cual agradece el tabernero. Auduin cree que Esmeralda es un nombre de la nobleza, pero puede haber decenas en Aguasprofundas, aunque fuera de la ciudad La Esmeralda es una mansión fortaleza de tejados verdes y brillantes que domina un pequeño pueblo de pescadores y donde vive una mujer que nunca sale de su morada.No conoce la familia a la que pertenece. En ese momento aparece por la puerta un joven mercenario diciendo que Sir Jhon Blackstar está entrando en la ciudad, cuando se le esperaba mañana, y todo el mundo sale en tromba a ver su desfile.

La gente se agolpa en los bordes de la Carretera Alta que cruza el Distrito Sur para contemplar la comitiva de Blackstar, quien ha venido con músicos, malabaristas, caballeros montados y la compañía del Ángel de la Muerte, quien tiene una armadura imitando a un cadáver despellejado, un yelmo con celada de una cabeza despellejada y dos espadas curvas en su contura, a lomos de un caballo ligero que acompaña a su señor Blackstar, el cual porta a su vez una armadura de una factura impresionante (Nota: es exactamente el dibujo de Il Condotiero de Leonardo Da Vinci). La gente vuelve a sus quehaceres y conforme cae la noche los mercenarios atestan las casas de prostitutas y las tabernas para gastar su dinero.

Gauldron y Erarich deciden acudir a Liam Clarke para preguntarle sobre Esmeralda y proponerle un negocio, y cuando se acercan a él lo ven dando acaloradas explicaciones a un matón muy bien vestido quien parece amenazarle y con un gesto decirle el número dos. Liam parece nervioso, preocupado e intersado en conseguir mucho dinero rápidamente durante la siguiente conversación, en la que Gauldron y Erarich le proponen que sufrague los gastos de una expedición a el pueblo de La Esmeralda a cambio de una quinta parte del tesoro que puedan encontrar. Liam acepta y les ofrece un carro, caballos de tiro y comida para el viaje, más 150 soles para comprar el equipo que necesiten. Sobre Esmeralda dice que conoce el pueblo pero que ella es una mujer muy rara que en escasas ocasiones envía a alguien a la ciudad para comprar cosas. Liam pretende utilizar el viaje de sus amigos para enviar productos a cambio de otros.

Erarich y Gauldron van taberna por taberna para ver dónde se venden armas y armaduras de segunda mano, hasta entrar en la de Vinosprofundos donde un mercenario tiene sobre una mesa varias piezas usadas a la venta. Este mercenario le intenta comprar la espada a Erarich. Al final acuerda 35 soles por una cota de mallas, y aparece Cyril Després con dos mujeres y saluda a su amigo Gauldron, recomendando a Erarich que cancele el trato para que el vendedor le baje el precio, lo cual haca, y siguiendo las recomendaciones del bardo consigue sacar la cota por 15 soles. Cyril se presenta y habla de sus viajes por el norte, haciendo un comentario sobre la espada de Erarich y que le era familiar. Sobre Esmeralda dice que es una mujer que debe ser muy mayor porque nadie la ha visto en mucho tiempo, y que una vez se acercó a sus puertas para ofrecer sus servicios como bardo pero ni siquiera fue recibido; la gente del pueblo habla de ella con temor. Tras esto se acerca al tabernero para pedir permiso y cantar unas canciones, y tras interpretar la primera referente a Tempus, batallas, mercenarios y la vida que llevan, la cual es muy bien acogida por el público, un hombre con una cicatriz en la cara le acusa de haberse acostado con su pareja, y respaldado por otros cinco hombres le anuncia que le quitará la vida allí mismo. Erarich y Gauldron se cuadran y hacen frente al hombre para defender al bardo, y la tensión crece en la taberna hasta que el hombre se lanza contra Cyril y Gauldron utiliza un conjuro de Rayo Congelador para abatirlo de un solo ataque, mientras que Erarich se lanza contra uno de los otros hombres y estalla una pelea en todo el local. El contrincante de Erarich, usando una daga que le daba ventaja en distancias cortas, le acuchilla varias veces pero la cota de malla lo deja todo en moratones, mientras que todo el mundo entra en combate unos con otros. En ese momento una cabeza separada de un cuerpo impacta contra el costado de Gauldron y todos ven como el Ángel de la Muerte entra en el local como un torbellino bailando con sus dos espadas curvas y comienza a cercenar miembros y abatir mercenarios, trazando un círculo protector alrededor de Gauldron. Todo el mundo huye despavorido hasta quedar un reguero de cuerpos malheridos, y el Ángel de la Muerte señala con sus espadas a Erarich, quien suelta su arma, y a Gauldron. El letal caballero se agacha al hombre de la cicatriz que está al borde la muerte por hipotermia y le susurra algo, y luego le dice otra cosa a Cyril. El misterioso guerrero se marcha. Los sacerdotes de Tempus entran para auxiliar a los heridos. Cyril repite las palabras a los supervivientes: el Ángel de la Muerte no permitirá que haya peleas entre mercenarios de la Compañía Roja, y serán ajusticiados todos los que contravengan esta norma. El hombre de la cicatriz, atendido por los sacerdotes, se levanta y le da a Gauldron un objeto: una tablilla de madera desgastada pintada de rojo, diciendo que eran órdenes del Ángel de la Muerte. El bardo agradece la ayuda prestada a sus amigos y se marcha, no sin antes darle una bolsa de monedas de un mercenario caído a Gauldron. El bardo dice que tiene que hacer compras, y se le ve cómo le tiembla la mano. Allí está Sarah de Tempus, quien salvó la vida a Gauldron cuando fue atacado por el oso lechuza, y les dice que el Ángel de la Muerte había ejecutado cada uno de sus golpes con un propósito: los que habían robado habían perdido su mano, los que habían huido en el campo de batalla habían perdido un pié, los mentirosos habían recibido una cicatriz en la cara y el que perdió la cabeza era un criminal buscado. Además, dice que lo que había recibido del mercenario de la cicatriz congelado era una tablilla del valiente, un premio entregado por Sir Jhon Blackstar a los que han demostrado valor en el campo de batalla y con la que se les otorga el derecho a comer una vez con el capitán de la Compañía Roja. Gauldron le da a Sarah la bolsa de monedas que hace un momento Cyril le había dado a él, diciendo que era un donativo para Tempus, y Sarah se lo agradece ofreciéndole ayuda cuando la necesitase. Tras esto Erarich y Gauldron van por otros lugares para conseguir una barbuta abierta y un escudo pequeño de mejor calidad en otros lugares hasta gastar 50 soles para el mercenario, quien se marcha a trabajar a los muelles tras tomarse una poción de Fernandius para aguantar la noche. Otros 50 soles los emplea Gauldron para aprender un conjuro.

En el almacén del puerto está Marco Visconti, quien dice que le ha llegado la historia de que Erarich había cruzado espadas con el Ángel de la Muerte y había sobrevivido XD, y decide condonarle la deuda de la espada, doblarle el sueldo y buscarle ropa nueva con tal de que se quede con él. Erarich le pide que mañana se tome la noche libre y Marco acepta siempre que él traiga un sustituto de su confianza. Al amanecer un sastre viene y le toma medidas.

A la mañana siguiente deciden ir a la taberna de Auduin para buscar a Therderbrand, a quien Erarich le propone que le sustituya una noche por dos monedas de oro, y este acepta. Auduin está todavía dormido porque se quedó hasta tarde y allí están sus hijas Brigitte y Brenda trabajando. Brigitte le pregunta a Erarich si Gauldron es de fiar para pedirle un favor. Gauldron accede a escuchar. Brigitte dice, con mucho secreto y reparo, que una amiga quiere vengarse de un hombre que la violó, este hombre es Eamon Thurles, y su amiga es... Andrea Perazzi. Gauldron se queda impactado (Nota: recordad la cara que puso Eamon cuando en la puerta de la casa de Mathews el Vaporoso Gauldron le soltó el nombre de Andrea Perazzi). En ese momento se abre la puerta de la taberna y aparece el Barón Lázarus von Richter, quien señala a Gauldron y se dirige hacia él proponiéndole comprarle la tablilla del valiente a cambio de dinero...

Cuarta Sesión (23 de febrero de 2019)

Gauldron Reinhart ofrece al Barón asiento en la posada de Monteblanco para negociar. La espada del cinto de Gauldron comienza a vibrar y se eleva por los aires clavándose en la mesa de madera, y en un fogonazo de luz se convierte en Jheresay de Tempus que mira erguida a Lázarus von Richter con ojos brillantes y un conjuro de Llamar a Duelo en los labios. El Barón, aunque sorprendido, la contempla impertérrito mientras ella baja y se sienta junto a ellos arrastrando una silla. Erarich hace lo mismo y se une a la mesa. En ese momento entra en la posada Grantrax el Sombrío, quien se queda junto a la puerta según Lázarus por motivos de seguridad. Todos los presentes en la posada están expectantes y en absoluto silencio. Lázarus pregunta a Gauldron un precio por la tablilla del valiente, y éste le pide 5.000 dragones para cada uno de sus compañeros y él mismo, para un total de 15.000 dragones. El Barón acepta con rapidez, pero por motivos de liquidez dice que pagará ahora 6.000 de esos dragones en barras de comercio de Aguasprofundas y el resto en propiedades que serán entregadas en el plazo de un mes. El trato se cierra y el Barón hace llamar a su escriba para que redacte el contrato que todos firman. A continuación unos sirvientes armados traen un cofre con tres barras de comercio hechas de oro y timbradas con el sello de Aguasprofundas, entregando dos a Gauldron, dos a Erarich y dos a Jheresay. Gauldron pone sobre la mesa la tablilla y el escriba de Lázarus la recoge, la envuelve en una seda y la guarda en el pequeño cofre que se llevan el resto de sirvientes. Tras esto, el noble se marcha seguido por Gantrax el Sombrío. Los héroes se quedan en la mesa contemplando sus lingotes de oro. Muchas personas que han presenciado la entrega del oro salen con urgencia de la posada, lo que alerta y preocupa al trío.

Los tres deciden guardar el oro en la Casa de los Héroes, Templo de Tempus, para obtener letras de cambio nominativas con las que viajar seguros. Por el camino toman precauciones para no ser robados colocando los lingotes bajo la ropa o en lugares de difícil acceso, pero en el camino encuentran una extraña aglomeración de personas por la calle provocada por un carro que va muy lento y todo el mundo se apelotona codo con codo. Los personajes extreman la vigilancia para que no les quiten los lingotes. Gauldron y Erarich consiguen detectar a varios ladrones. El primero ve a su lado a un hombre disfrazado de dama que se le acerca mucho, y el segundo se da cuenta de que la señora mayor que camina frente a él lleva a un enano (un humano de muy baja estatura) oculto bajo las faldas. No tiene tanta suerte Jheresay de Tempus y no detecta a nadie, pero parece mantener en su poder los dos lingotes. Al llegar a la Casa de los Héroes les atiende la hermana Sarah de Tempus, que ayudó a Gauldron cuando fue abatido por el oso-lechuza, y que los lleva al registro para pesar el oro y emitir las letras de cambio. Todo parece correcto con el lingote de Jheresay.

Al salir del templo los héroes se dividen. Erarich y Jheresay se van a comprar con el dinero que Liam les dejó, mientras que Gauldron se va en busca de Eamon Thurles. Los dos primeros consiguen entre otras cosas una cota de mallas para Jheresay, de segunda mano, en buen estado y a precio magnífico, pero el herrero (de ancho brazo) advierte que ha tenido muchos dueños y que todos han muerto en combate, aunque confía en que una paladina pueda romper esta funesta “maldición”. Jheresay no la quiere, pero el herrero rebaja el precio hasta 25 dragones y entonces acepta.

Al mismo tiempo Gauldron encuentra en el Distrito Sur a Eamon Thurles, quien se muestra sorprendido de que el nigromante le busque para hablar con él. Gauldro, en un inesperado giro, le propone a Eamon que se alíe con él. Eamon se muestra incrédulo ante lo que oye y dice que por qué haría semejante cosa cuando el Barón le paga bien y le mantiene en un buen puesto en la ciudad, pero Gauldron le ofrece buscar el tesoro de Yusuf ir Abas el Bakram a cambio de una parte del mismo, algo de lo que Lazarus nunca le habló. Tras una serie de astutas argumentaciones del nigromante, Eamon acepta movido por la codicia y queda con él en media hora en el mercado donde la tienda de Liam Clarke.

Liam está esperando a todos en su puesto con el carro preparado, la mercancía para vender en La Esmeralda y una lista de precios de compra venta y de bienes que quiere importar de la población. Todos se sorprenden cuando Eamon aparece sonriente sin el uniforme de la guardia y preparado para el viaje, pero como deben partir cuanto antes para que la noche no les sorprenda en lugares peligrosos deciden salir de inmediato. Al pasar por la calle de las carretas la gente se asombra al ver a los cuatro juntos, especialmente al capitán de la milicia del distrito. Cuando cruzan la Puerta Sur los guardias le preguntan a Eamon qué locura le ha entrado y qué dirá el Barón, a lo que este responde con una peineta.

En el camino Eamon canturrea mientras los demás están atentos. No pasa mucho tiempo hasta que se encuentran, en un lugar relativamente angosto, a Vípero bloqueando el camino y armado con su cuchillo largo. El carro se detiene. Vípero desafía a Erarich a un duelo aquí y ahora, con la paladina de Tempus de testigo, no sin temblarle la voz. Erarich se niega y propone al grupo arrollarlo con el carro, pero Eamon desaconseja eso porque todo parece apuntar a una trampa de alguna manera. Gauldron intenta detectar magia con su conjuro pero no descubre nada. La conversación se alarga. Jheresay insta a Erarich a aceptar el duelo, como paladina de Tempus que es. Erarich propone que el duelo sea en el carro junto con sus compañeros de testigos, pero Vípero dice que no se fía y que no es terreno para un duelo. Finalmente Erarich acepta, y baja junto a Jheresay para enfrentarse a Vípero, mientras que Gauldron detecta a una persona escondida entre las ramas de un árbol cercano y Eamon está extrañado por la evidente falta de enemigos en las inmediaciones. Comienza el ocaso. El combate es corto y la superioridad de Erarich evidente, quien hiere a Vípero entre el pecho y el hombro y lo derriba. Teniéndolo a su merced se plantea matarlo, pero Vípero se rinde y Jheresay vigila atenta que no se mate a un guerrero caído en justa lid y que pide clemencia a su adversario. La oportunidad de quitarse al malvado mercenario pasa ante los ojos de Erarich, quien puede que lamente la decisión, pero decide ser justo. Vípero se arrastra lamentablemente por el suelo mientras se escuchan unas palmadas en algún lugar sobre una elevación, y aparece Erligar. Aplaude a Erarich por su triunfo. Malferro baja del árbol donde estaba escondido. Erligar viene en son de paz y así se lo remarca a Jheresay. Inicia una larga conversación en la que les dice que el Barón no perdona las traiciones ni ceja en sus empeños, y que esta vez no les ha correspondido a ellos acabar con sus vidas. Les cuenta que Lazarus ha cenado con Sir Jhon Blackstar y que éste ha aceptado poner fin a la aventura de los héroes, y que para ello ha dispuesto a su mejor grupo de cazadores de hombres de la Compañía Roja, cazadores orcos, muy sanguinarios y crueles, y que ven bien en la noche, y que acostumbran a mutilar a sus víctimas sin matarlas. Lo único que tenían que hacer Erligar y sus hombres es… entretener a Erarich y a sus compañeros. Y ríe.

El grupo inicia una carrera desesperada contra el tiempo para avanzar todo lo posible antes de que les caiga la noche fuera de un refugio, pero el sol se oculta y se detienen en mitad del bosque porque los caballos no ven y es sumamente arriesgado seguir por falta de visión. Oyen en la lejanía a perros de presa. Son los orcos de la Compañía Roja, y están muy cerca. Los héroes deciden dejar el carro en el camino y esconderse en el bosque para defenderse. Eamon se oculta bajo el carro y se cubre de barro. Jheresay se agazapa tras unos matorrales. Gauldron lanza un conjuro de luz sobre una piedra y la lanza varios metros en el camino tras el carro, y luego sube a un árbol y Erarich se esconde no muy lejos. La paladina enciende una antorcha y la clava en el suelo cerca del carro. Los perros llegan siguiendo el rastro, y con ellos el primer orco. Jheresay murmura inconscientemente un conjuro de Ayuda Divina concedido por su dios. Armado con un escudo y un hacha sigue a los perros hasta la antorcha. Uno de los perros ladra y araña el árbol donde está Gauldron, y el orco apaga la antorcha, pero el nigromante vuelve a crear fuego con un conjuro y el orco grita algo alarmado. Uno de los perros llega hasta Jheresay, y ésta le hiere en el cuello hasta casi decapitarlo. Eamon ataca por la espalda al orco pero falla, y se enzarza en un combate con él. Un segundo orco con un arco aparece en la distancia. Erarich ataca al otro perro que estaba bajo el árbol de Gauldron, y este lanza un conjuro contra el orco hiriéndolo. Eamon huye, esquivando la flecha del orco arquero. Un tercer orco con un gran hacha aparece cerca de Jheresay, que termina de matar al perro y se enfrenta a su nuevo enemigo. El orco es grande y da vueltas a su hacha intentando acabar con la paladina, quien no acierta a alcanzarle con su espada. Dos orcos más se unen al del hacha para acabar con Jheresay, pero Gauldron lanza un conjuro de sueño y consigue dormir a dos de ellos. Erarich avanza para ayudar a la paladina. El líder del grupo de cazadores orcos entra en escena, con la cara pintada y mirada de psicótico, avanzando tranquilamente y subiendo al carro, pero Gauldron lanza contra él un conjuro de Rayo de Enfermedad y lo destruye de forma espectacular mientras se deshace en una acelerada putrefacción y descomposición, cayendo sus restos a los pies del mercenario. Gauldron lanza una mano fantasmal contra el arquero, quien escapa aterrorizado ante el conjuro. Jheresay es gravemente herida en su costado por el gran hacha de su enemigo, pero Erarich llega para ayudarla. Gauldron ralentiza y congela al primer orco con un rayo, y Eamon aparece de entre los arbustos para acuchillar a éste. Erarich actúa rápido y lanza un golpe preciso que hiere mortalmente al orco, el cual es decapitado por la espada de Jheresay, quien sangra profusamente.

El combate acaba, con todos jadeando por la tensión. Jheresay se impone las manos. Gauldron baja del árbol. Erarich mira alrededor en busca de más enemigos. Y Eamon les dice “No os vais a creer a quién me he encontrado”, en el momento en que los arbustos tras él se mueven y sale alguien…


Quinta Sesión (11 de mayo de 2019)

De entre los arbustos surge Fernandius, ataviado con una túnica negra de gran calidad (no menos de 500 dragones de valor), un cordón de seda negra, unas buenas aunque antiguas botas y portando un enorme libro forrado de terciopelo negro con las conteras de plata. Además, lleva en su mano un anillo de una calavera. Ninguno de estos objetos era conocido por Gauldron. El viejo maestro parece nervioso, y le dice a Gauldron que ha venido a protegerle y a ayudarle en sus últimos pasos, entregándole el libro y diciéndole que ahora formará parte del Círculo Blanco. Revela que el libro negro contiene un conocimiento tan poderoso como oscuro que hace tiempo que él dejó de utilizar para dedicarse únicamente a ayudar a las personas. También avisa al grupo de que La Compañía Roja se ha puesto en marcha y que el tiempo apremia. Sorprendido, Gauldron no tiene tiempo de hacer más preguntas porque el grupo reanuda el viaje, y después de que Eamon saquee los cuerpos de los orcos todos se suben al carro y se marchan en mitad de la noche. Gauldron ilumina una piedra con un conjuro y la mete en un farolillo para alumbrar el camino y que los caballos puedan ver por dónde van, al mismo tiempo que Fernandius reparte a el resto pociones de descanso (de las que tienen dibujado un toro alado) para aguantar el esfuerzo hasta La Esmeralda, pero lo que hace la poción es inducir, contra lo esperado, a Eamon, a Erarich y a Jheresay en un profundísimo sueño de forma instantánea. El viejo maestro toma las riendas del carro y le dice a Gauldron que lea el libro, el cual se abre casi solo al poner él encima la mano.

Escena de las velas

Las letras son ininteligibles pero el nigromante, de alguna forma, es capaz de comprenderlas conforme las lee, y el libro le revela secretos que son ahora evidentes cuando antes eran inescrutables, y pierde la consciencia de su entorno y la voz de su maestro se hace distante mientras comprende cómo funciona la muerte y cómo la magia puede hacer uso de ella, y percibe cada uno de los cadáveres de las criaturas del bosque y se siente capaz de levantarlas bajo sus órdenes. Gauldron hace uso del poder y siente cómo algo sigue al carro. Pero hay más; el libro le ofrece un poder inmenso que deja al alcance de su mente, casi inabarcable, lo único que necesita Gauldron es aceptarlo, no obstante, al mismo tiempo, percibe en su visión periférica a Farnandius intentándole hablar, aunque no le oye. El libro es absorbente, y demanda su atención de una forma seductoramente imperiosa. Viéndose obligado a elegir entre ceder a la tentación del poder que le ofrece el libro y escuchar lo que Fernandius le dice, se decide por esto último, y despierta del trance mientras la mano de su maestro lo agita y le grita “No te dejes atrapar por el libro”, y en ese momento, al girar un recodo del camino, todos ya despiertos cada uno de su sueño, oyen cómo una ingente cantidad de huesos se desmoronan tras el carro. Al mismo tiempo Erarich sueña. Camina por una gran ciudad de lujosos edificios hechos de oro y plata, de anchas calles impolutas y limpias, y él es dueño de la ciudad. Se pasea ricamente ataviado, pero no se cruza con nadie porque la ciudad está vacía. Es dueño de una ciudad esplendorosa y completamente vacía. Al pasar junto a cierta casa, le llega el olor a comida recién hecha y de música, y decide entrar. Allí se encuentra una mesa puesta para almorzar y el sonido de una flauta con una melodía que le es tremendamente familiar, pero que no alcanza a recordad dónde la ha escuchado. La música viene de una habitación junto al comedor cuya puerta está abierta, y quien la está tocando siempre se equivoca en la misma nota. Erarich decide asomarse con precaución, y cuando echa mano del pomo de su espada se da cuenta de que es la única pieza de su atuendo que no es de mucha calidad, ya que es su espada recientemente adquirida. Cauteloso, se asoma a la habitación para descubrir que quien está tocando esa melodía con la flauta es el Ángel de la Muerte, que se gira al entrar él y lo mira fijamente. Erarich despierta a tiempo para ver cómo Fernandius saca a Gauldron de su trance y para oír cómo el montón de huesos cae tras el carro.

Jheresay sueña. Flota boca arriba en un mar de sangre de una gigantesca cueva de leve luminiscencia. Su cabeza choca con la orilla de una diminuta isla de tierra fértil, que se haya en mitad de aquel mar. Sube a ella sabiendo que en su centro hay enterrado un objeto importante. Se arrodilla y escarba con las manos, para descubrir su cota de malla supuestamente maldita. La deja extendida sobre el suelo y mira alrededor. Ve en la distancia un barco con personas que le llaman, es un barco de Tempus. Decide dejar la cota de malla en la isla y nadar hacia el barco con facilidad, cubierta enteramente de sangre, y al llegar hasta él la tripulación le arroja una soga por la que asciende con ligereza. La tripulación vitorea y celebra su llegada, y le preguntan que había en aquella isla, a lo que ella responde que nada de importancia, y ellos le replican que algo debía significar para estar enterrado en una isla en mitad de un mar de sangre. Jheresay se siente bendecida y sus labios murmuran un conjuro de forma instintiva, y adquiere la habilidad de lanzar Bendiciones. Despierta.

Eamon también despierta, pero dice no haber soñado nada. El tiempo ha pasado rápido y despunta el día, y oyen a sus espaldas, en la lejanía, tambores de la Compañía Roja. Todos están más descansados y parcialmente recuperados, y contemplan desde la distancia un pueblo marinero en la falda de unas montañas coronado por una mansión fortificada y de relucientes tejas verdes como la esmeralda. Conforme se van acercando ven que hay viñedos, campos de trigo y casas de pescadores de una riqueza y opulencia impropia de gente de esa condición. Todas las construcciones son de piedra gris, con tejados de tejas y cristales en las ventanas. Los habitantes van vestidos con buenas ropas muy limpias y trabajan diligentemente, pero ninguno mantiene contacto visual con los héroes, los cuales están muy intrigados por el aspecto artificial de todo. No obstante la gente trabaja bien en sus oficios, los pescadores pescan, los labradores labran y las costureras cosen, solo que con barcas bellamente decoradas, ropas y aperos de calidad y agujas de plata. El pueblo carece de barreras defensivas. Al entrar en la plaza, donde hay una fuente propia de las grandes ciudades, Eamon se dedica a hacer los negocios mientras Fernandius, que cuida del libro que le entregó a Gauldron, se queda en el carro. Gauldron, Erarich y Jheresay bajan al puerto, que se ve desde la plaza. Allí hay un muelle de madera de pilotes esculpidos, barcas con proas decoradas como animales marinos y un carguero atracado que a todos les es familiar. Se llama “Viento del Sur”, y llama especialmente la atención de Jheresay. No hay absolutamente nadie a bordo. Gauldron detecta en él una gran cantidad de magia de todas las escuelas e intensidades, mientras que Erarich piensa constantemente en la canción de su sueño. Eamon y Fernandius bajan. Eamon dice que no hubo regateo, y que ha conseguido ganar incluso más de lo previsto. Erarich consulta su sueño con Fernandius, y recuerda entonces el nombre de la canción: “A la guerra yo me fui”. El maestro nigromante le dice que la ciudad de sus sueño son sus anhelos, y que de alguna manera está conectado con el Ángel de la Muerte, pieza clave para conseguirlos bien derrotándolo, bien superándolo de alguna manera. Fernandius apremia al grupo a ir cuanto antes a la mansión y todos, salvo Eamon, acuerdan subir.

El ascenso por las calles les revela un pueblo bien cuidado cuyas casas incrementan su calidad con la proximidad de la mansión, la cual se haya tras recorrer un camino expuesto por la roca viva de la montaña, y acaba frente a la puerta de una muralla cuya única entrada es una enorme puerta de madera y hierro de doble hoja. En su ascenso todos contemplan columnas de humo en la distancia y oyen tambores más cercanos pertenecientes a la Compañía Roja. Gauldron se aproxima y la encuentra entreabierta, la empuja y descubre, en un patio empedrado con cuidados jardines, el reciente cadáver de un jardinero cuya sangre todavía mana de su cuello. Fue degollado. Todos entran, pero tanto Gauldron como Erarich y Jheresay tienen la sensación de que una vez traspasada la puerta de la muralla cambiarán para siempre. El nigromante examina el cuerpo, y determina que el corte del cuello es el mismo que mató a Yusuf, por lo que sospecha de los asassin. Jheresa se dirige hacia la puerta de la mansión, seguida de Erarich, pero entonces los caballos del carro, que se había quedado fuera, comienzan a relinchar y Eamon corre temiendo perder todo el oro ganado. Gauldron se queda en el sitio buscando enemigos por todas partes y Fernandius le acompaña. Jheresay es casi sorprendida por una persona embozada en turbante y velo y ropas ligeras y arenosas, que empuña una cimitarra contra ella. Se defiende como puede y esquiva el golpe, mientras Erarich la ayuda, pero su contrincante es muy rápida y hábil, y todos sus golpes van a matar. Gauldron pretende lanzar un rayo congelador contra el atacante, pero no tiene línea de visión. Fernandius entra en la mansión, y su discípulo busca un ángulo desde el que atacar, con tanto acierto (dos 20s) que consigue hacer rebotar en las armas de sus compañeros el rayo congelador e impactar en el asesino, quien pierde parte de sus ropajes al ser congelados y fragilizados y revela ser una mujer con un colgante de un símbolo de Tempus, solo que en lugar de una espada en llamas es una cimitarra en llamas. Jheresay queda confundida, pero no abandona la batalla. Eamon pide ayuda y gritan que ya están aquí. Erarich intenta acabar con la mujer, pero a pesar de estar ralentizada es muy hábil y está bien equipada con una fina malla dorada. Gauldron entra siguiendo los pasos de Fernandius, y encuentra un recibidor muy lujosamente decorado pero a oscuras porque todas las contraventanas están cerradas. Utiliza un cantrip de luz y busca por la derecha, para pasar a un salón y luego a otra habitación con unas escaleras de caracol que bajan, y en las cuales percibe la luz de alguien que baja y la respiración inconfundible de Fernandius cuando hace esfuerzos. Le sigue a la distancia y lo ve paralizado frente a un vano de piedra en cuyo marco hay irreconocibles runas que su maestro intenta leer. Más allá del vano se ven multitud de velas en una amplia sala y se intuye que hay alguien. Fenandius le pregunta a su discípulo si tiene la poción de Yusuf para hacer el intercambio, pero Gauldron cae en que la tiene Jheresay, y corre a buscarla.

En el patio el combate continúa, y Erarich consigue alcanzar a la asesina en el costado. En ese momento las puertas de la muralla se abren repentinamente por los cascos de un caballo rampante. Tres caballeros armados pesadamente y con lanzas aparecen, oteando a su alrededor. Uno de ellos toca unas señas con el cuerno. El combate se detiene y la asesina se impone las manos, revelando su condición de paladina. Erarich ve cómo uno de ellos se lanza sobre él y corre hacia la mansión, pero de la nada sale otro asesino que salta sobre el caballero y le clava en la rendija de la celada un puñal, matándolo y haciendo que el caballo pierda el equilibrio y caiga aparatosamente ante el mercenario. El asesino vuelve a desaparecer. Gauldron llega y le pide a Erarich que baje con Fernandius, mientras lanza un conjuro de enfermedad contra la asesina que combate contra Jheresay, pero ésta, que percibe lo que va a ocurrir y que había estado planteándose la presencia de los paladines de Tempus en la mansión, decide interponerse entre el rayo y su atacante para protegerla, recibiendo todo el daño en la espalda. Su enemiga, viendo esto, toca su símbolo de Tempus y se lanza contra el siguiente caballero que entra en el patio, mientras que el tercero toca el cuerno varias veces cortas y seguidas al ver el conjuro de Gauldron. La asesina de Tempus sube a lomos del caballero que ha entrado y forcejea con él, ayudada por el anterior asesino que desapareció. Jheresay es avisada por Gauldron para que baje donde Fernandius, y lo último que ve ella es cómo el caballero del patio atraviesa con su espada la cabeza de la asesina desde abajo hacia arriba.

Erarich llega al vano solo, y al atravesarlo unas runas con su nombre se iluminan, pero él no lo percibe. Dentro ve una enorme sala como la nave de un templo, lleno de velas encendidas. Pasa junto a una pila de piedra con querubines tallados y llena de sangre que refleja la luz como un espejo. En mitad de esa sala ve a Fernandius hablando con una mujer alta, bella, exuberante, en sus treinta (de Luis Royo) y vestida con suntuosas ropas negras que conversa con él con un fuerte acento del norte. Fernandius se ve muy cauteloso al hablar. Ninguno de los dos se sorprende al ver al mercenario, quien todavía tiene su espada en la mano. La mujer se presenta como Esmeralda, y le dice a Erarich que es más apuesto que en las imágenes, señalando la pila de sangre reflectante. Erarich se muestra esquivo al ver la reacción de Fernandius, especialmente cuando Esmeralda le pregunta por Yusuf. Le dice que por ahí va. Esmeralda la sugiere que suelte su arma, pero ante la duda del mercenario lo manipula mentalmente y hace que la suelte en el suelo abriendo involuntariamente la mano. Esmeralda pregunta por la poción del alquimista, y el mercenario, siempre precavido, le dice que ya viene, pero la vampiresa le responde que ella puede esperar un poco más…

Llegan Jheresay y Gauldron. El nigromante percibe que bajo el suelo hay numerosas lápidas con muertos. Esmeralda exige la luz del amanecer a cambio de la piedra filosofal, tal y como acordó con Yusuf. Los héroes deliberan con gran tensión. Arriba se escuchan los lentos y precavidos avances de los hombres de La Compañía Roja, quienes están torturando a aldeanos para conseguir información, sin éxito. Esmeralda se pone tras su altar, con toda la calma del mundo a pesar de que su mansión está siendo invadida, saqueada y destrozada. Fernandius apremia a Gauldron para que le den la poción a la vampiresa. Eamon Thurles aparece, con un brazo cercenado, y antes de caer al suelo de bruces dice que el Ángel de la Muerte está aquí. El suelo bebe su sangre para placer de Esmeralda. Jheresay se niega a entregar la poción a una vampiresa, Erarich duda y Gauldron valora la posibilidad de engañar a Esmeralda. Le pide a la paladina un frasco de agua bendita del tamaño aproximado de la poción de Yusuf, para lanzar sobre él un cantrip ilusorio. En ese momento entran en la sala Sir Jhon Blackstar y el Barón von Richter, exigiendo la piedra filosofal. Se inicia un duelo de amenazas entre el vehemente Blackstar y la jocosa Esemeralda. En ese momento Gauldron lanza el cantrip sobre el frasco de agua bendita y lo intercambia por la piedra con Esmeralda, comprometiéndola antes a que los saque sanos y salvos de allí. El Barón intenta convencer a los héroes de que se una a ellos y le den la piedra a Blackstar, pero se niegan y entonces aparece el Ángel de la Muerte, que estaba oculto tras las espaldas de su capitán. Esmeralda abre un amplio pasadizo secreto tras el altar, dispuesta a beber la supuesta poción. Blackstar, ayudado por el Barón, intenta comprar a los héroes para que le den la piedra, pero Esmeralda les hace dudar, pues reflexiona sobre si el mundo debe cambiar tan profundamente como lo haría con la piedra en manos de Blackstar. Gauldron simula acceder ante la petición del Capitán de la Compañía Roja, pero cuando éste tiende la mano para que se la dé, el nigromante la tira al suelo donde se rompe irremediablemente en mil pedazos, aunque Jheresay estaba preparada para destruirla antes. La paciencia a de Blackstar se agota y decide matarlos a todos, dando la orden al Ángel de la Muerte. Éste se dirige hacia Erarich con las espadas desenvainadas y saluda marcialmente al mercenario cruzándolas ante él, para luego arrojarlas al suelo, girarse y decir a Blackstar que no iba a matar a su propio hermano. Sorpresa de todos. El Ángel de la Muerte se quita la máscara de la armadura, revelando un rostro que no deja dudas a la relación de consanguineidad con Erarich, pidiéndole a éste que se una a él. Blackstar está sumamente contrariado, y ordena la muerte de Gauldron y Jheresay. Él obedece, pero Gauldron levanta a un esqueleto de las lápidas de suelo para que le defienda. Erarich no ataca a Gauldron, pero defiende a su hermano ante el esqueleto. Esmeralda bebe la poción y es dañada por el agua bendita y entra en frenesí, esperando ver cómo mueren. Jheresay y Gauldron no tienen escapatoria. No cuentan con nada para acabar con el Ángel de la Muerte antes de que llegue hasta ellos y Esmeralda es casi invencible y bloquea la única salida. Es su fin. Pero en ese momento Erarich detiene a su hermano llamándolo por su nombre: Arafrid. Erarich se gira hacia Blackstar y le ofrece su lealtad y servicios a cambio de la vida de sus compañeros, y el Capitán de la Compañía Roja, que es una persona pragmática, viendo que al menos puede conseguir un gran beneficio contando con dos Ángeles de la Muerte, accede pero con la condición de que Erarich arroje su espada a sus pies, se arrodille y le jure lealtad. Confiando en el renombre y la palabra de Blackstar Erarich así lo hace y el Capitán deja libres a Jheresay y Gauldron. Esmeralda entra en una irrefrenable cólera y se lanza contra el Capitán, quien se defiende como un auténtico campeón. Todos se unen a la refriega. Esmeralda es una enemiga formidable que rompe el brazo de Blackstar a pesar de su armadura, desgarra la quijada de un caballero, controla la mente de otro para que ataque a sus aliados y de un golpe hace que Erarich salga volando por los aires. Blackstar saca una vieja daga que con cada puñalada en la vampiresa hace que salga luz del sol del cuerpo de ella, y Erarich se levanta y la atraviesa con la espada, la cual produce un siseo efervescente en las carnes de la mujer y hace que Esmeralda mire el arma reconociéndola y gritando “¿Tú aquí?”. Fernandius se acerca al combate y sustrae algo de las ropas de Esmeralda, y Gauldron se lo lleva a él y al libro sobre sus hombros. Junto con Jheresay huyen por el pasadizo, que lleva al exterior y parece haber sido hace mucho tiempo decorado y trabajado de forma ceremonial como para glorificar la salida de Esmeralda a la luz del sol. Dentro, Blackstar con la ayuda de sus caballeros acaba con la vampiresa, y lleva sus restos a la luz del día para destruirlos completamente, quitándoselo todo para examinarse el cuerpo en busca de mordeduras. Al entrar pregunta si alguien fuer mordido, y uno de los más veteranos mercenarios dice que sí y sin contemplaciones Blackstar lo mata y lo arroja al sol. Erarich y el Ángel de la Muerte se asoman al exterior juntos para contemplar la marcha de Jheresay, Gauldron y Fernandius.

Fernandius se ve visiblemente dañado por la luz solar. Fue mordido por Esmeralda, seguramente en su conversación inicial. Entrega a Gauldron lo sustraído a la vampiresa, que no es otra cosa que la receta de la piedra filosofal. Gauldron ve que la trasformación de su maestro ha comenzado y se despide de él para luego apuñalarlo en el corazón y tirarlo del carro, y continúan su camino hacia la costa. Son interceptados por los paladines de Tempus que tripulaban el barco, quienes ofrecen a Jheresay irse con ellos hacia el sur, lejos, pero a cambio Jheresay deberá deshacerse de todas sus pertenencias. Jheresay, como en su sueño, acepta, y al quitarse la cota de malla maldita ésta cae al suelo como si pesara varias toneladas. Despidiéndose de Gauldron, embarca en el Viento del Sur y se aleja por mar. Erarich y Arafrid se retiran, y éste le dice a aquel que le tomarán las medidas de su nueva armadura y le dan un caballo de guerra. Alejándose hacia el grueso de la Compañía Roja escoltando a Blackstar, quien se deshace de forma brusca del Barón para desagrado de éste.

Gauldron llega a Aguasprofundas, recoge unas cosas y le dice a Andrea Perazzi que Eamon nunca más le molestará. A la salida de la ciudad, cuando el nigromante se dispone a recorrer su propio camino, Andrea le espera con un caballo negro para ir junto con él. Y Jheresay navega por el mar hacia el sur, vestida con nuevas ropas como el resto de sus compañeros y empuñando una cimitarra, y los paladines celebran su éxito, pues su misión era destruir la piedra filosofal pues, en palabras de ella, la guerra no tiene sentido si los muertos se levantan una y otra vez.

Y así, el poder de la piedra queda patente, pues lo héroes fueron transmutados cambiando para siempre. Todos consiguen exactamente lo que deseaban (según sus trasfondos), pero de una manera que jamás se habrían imaginado.

FIN.